El presidente paraguayo, Fernando Lugo, reconocio la paternidad de un niño de casi dos años fruto de una relación con una joven cuando todavía era obispo de la Iglesia católica, en un anuncio que amenaza con dañar su imagen y debilitarlo políticamente.
La sorpresiva revelación puso punto final a días de especulaciones tras la presentación de una demanda judicial que exigía a Lugo, de 57 años, el reconocimiento del menor y que causó un revuelo mediático en plena Semana Santa. "Es cierto que hubo una relación con Viviana Carrillo. Ante ello asumo todas las responsabilidades que pudieran derivar de tal hecho, reconociendo la paternidad del niño", dijo Lugo en un mensaje televisado.
Según analistas, el escándalo podría ser utilizado por la oposición para promover la presentación de un juicio político contra el mandatario en el Congreso, justo en momentos en que comienzan a verse fracturas en la coalición oficialista.
"A partir de este momento y atendiendo al interés superior, a la privacidad del niño, a las altas responsabilidades que al mismo tiempo me impone el ejercicio de la presidencia, no formularé más declaraciones sobre el tema", agregó Lugo.
El anuncio coincidió con el inicio del proceso judicial por parte de una jueza de la ciudad Encarnación, tras la presentación el miércoles de la semana pasada de la demanda por parte de dos abogados que luego fueron desautorizados por la madre del niño.
Según el documento, Lugo y Carrillo mantuvieron una larga relación que se inició cuando éste aún era obispo en el departamento norteño de San Pedro y solía hospedarse en la casa de una madrina de la joven, que actualmente tiene 26 años.
Lugo renunció al sacerdocio para entrar en la política y arrasó en las elecciones del 20 de abril de 2008 poniendo fin a más de seis décadas de gobierno del derechista Partido Colorado. Tras haber ganado los comicios, obtuvo una inédita dispensa del Papa Benedicto XVI para ejercer el cargo.
La Conferencia Episcopal Paraguaya no se pronunció inmediatamente sobre el tema, aunque algunos religiosos mostraron posturas divididas. "Es un golpe duro para la Iglesia Católica y un mal ejemplo que traerá pérdida de confianza hacia la institución de parte de la ciudadanía", dijo el obispo Ignacio Gogorza, citado por el diario local Ultima Hora .